lunes, 9 de mayo de 2016

"No le hable, escúchele"

     Leyendo más detenidamente el libro de los Hechos de los Apóstoles me convence más aquella expresión de los estudiosos: este libro es "el evangelio del Espíritu Santo". Con frecuencia apreciamos la intervención directa del Espíritu Santo (v.gr. 4,31; 5,9; 10,44; 11,24). Pero me sorprenden especialmente 13,2.4; 16,6.7.

    Estamos en la espera de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y nuestra espera no ha de ser pasiva. Ojalá nos acordáramos de nuestro trato con el Espíritu Santo no sólo en este "Decenario al Espíritu Santo", sino todos los días.

     De hecho, como recientemente me lo recordaban, el Espíritu Santo es a quien se atribuye la santificación de las almas, es el que obra en nosotros el estar en comunión con Dios. Él, pues, trabaja en nosotros. Ojalá seamos conscientes de su presencia y actuación en nosotros.

    En una ocasión, su confesor le dijo a San Josemaría: "No le hable, escúchele". Quizá sea una buena sugerencia para tratar al Espíritu en estos días.

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