Parte de mi familia (la familia de un hermano, dos sobrinos más) tuvimos la oportunidad hoy de realizar una actividad de buen ocio que fue gratificante: el ascenso al volcán de Pacaya, al menos en la parte posible.
El plan era madrugar un tanto para subir pronto el volcán y apreciar lo que el día nos pueda regalar, además de un descenso a buen tiempo. Comenzamos a subir el volcán a las cinco de la mañana. Tomando en cuenta que iban dos niñas con nosotros, lo hicimos a un ritmo aceptable y factible para ellas, sin desmerecer el esfuerzo.
Tuvimos un amigable guía que nos mostró el río de lava que habiéndose enfriado ya estaba sólida y rocosa, una "caverna" por donde, en su tiempo, salía la lava y nuestro conveniente desayuno en el "Cerro Chino". Mientras desayunábamos apreciamos una vista impresionantes del volcán y el cráter que está activo, además del paisaje que se extendía a nuestros pies.
Al bajar del volcán nos dimos cuenta que fue un regalo que pudiéramos apreciar el paisaje, pues se fue nublando cada vez más y no se dejaba ver el paisaje.
En fin, hemos disfrutado en familia una excursión simpatiquísima, sin siquiera "despeinarnos", sin necesidad de hacer grandes planes.
Les dejo unas fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario