Matthias Stom, "La Cena de Emaús" (c.1633 - 1639) Óleo sobre lienzo. 111,8 x 152,4 cm. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid |
La Buena Noticia de este domingo, con la escena de Emaús, objeto de miles y miles de representaciones artísticas a lo largo de los dos milenios cristianos, centra su atención en dos puntos: 1) El Resucitado “hace camino” junto a sus discípulos, golpeados por la tristeza del final en cruz de su Maestro: él se acerca y “escucha” su pesar. (...)
2) La fracción del pan, es decir la celebración eucarística en Emaús al atardecer, es el momento más fuerte de la “presencia caminante” del Resucitado. “Afirmo que la presencia de Cristo en el pan y el vino consagrados es real. Si alguno me dice que el pan del altar es igual al que vende el panadero, me regreso con el Papa”, decía fuertemente M. Lutero en la famosa Disputa de Marburgo (1529) cuando ya el error de la negación de la Eucaristía como “presencia real” se había afincado en Zuinglio y otros. Una pérdida muy grande, pues es como si el “camino a Emaús” se quedara a la mitad, con la Palabra y sin el Pan.
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