Hace ya más de un siglo desde que comenzó esta conciencia de la unidad necesaria de los cristianos, testimonio necesario para evangelizar. La verdad es que es un sentimiento acuciante el pensar que somos tantos los seguidores de Cristo, pero que a veces estamos tan divididos.
Me recuerdo de aquel teólogo ortodoxo que dio una ponencia en la Facultad de Teología –me contaron la anécdota–. Cuando fue cuestionado sobre la vuelta de los ortodoxos a la unidad con la Iglesia Católica, dijo sin ambages que era prácticamente imposible. El padre J. L. simplemente estaba abrumado por respuesta tan simple pero tan desalentadora.
¿Será, de verdad, im-po-si-ble? Si confiáramos en nuestras fuerzas, desde luego que lo sería, porque no hay quien ponga de acuerdo a los hombres, ni siquiera a los hermanos. Pero como es un don –que hay que implorar de rodillas continuamente, y para Dios no hay imposibles–, sí se alcanzará la tan ansiada unidad.
¿Qué has rezado y/o has hecho por la unidad de los cristianos durante este Octavario?
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