domingo, 20 de marzo de 2011

Segundo domingo de Cuaresma

Fragmento de la maravillosa pintura de Rafael,
"La Transfiguración del Señor"
que se contempla en el Museo del Prado, en Madrid

     La escena de la Transfiguración del Señor, que contemplamos en este Domingo de Cuaresma, está sucinta y bellamente explicada por el Santo Padre en su mensaje para la Cuaresma de este año. Lo copio literalmente:
     “Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetre en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal y fortalece la voluntad de seguir al Señor”.
     Se trata de la necesidad de emplear un rato diario a la oración mental, es decir, a dejar todas las ocupaciones y compromisos y relación cualquiera, para enfrascarse en una beneficiosa conversación con Dios, que llena el corazón. Este rato para Dios es absolutamente necesario para cada hijo de Dios.
     En segundo lugar, esa expresión del Santo Padre de “alejarse del ruido de la vida diaria” ha de llevarse hasta la consecuencia del ruido interior. Es decir, el alma necesita del silencio interior: cuando se enfrasca uno en la aventura de la oración ha de abandonar los ruidos interiores de las ideas que no vienen a cuento, de los recuerdos que distraen, de la imaginación que vuela…
     Algo de esto prediqué en este domingo.

2 comentarios:

  1. Carissimo: secondo me la tela della trasfigurazione si trova nella pinacoteca vaticana, l'ho vista io stesso, al meno quella dipinta da Raffaello. Forse gli spagnoli hanno qualche buona fattura... ma...

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  2. Muchas gracias por la advertencia, padre T. Lo he corroborado: la pintura del museo del Prado es una copia de la obra de Rafael hecha por Giovanni Francesco Penni. Un saludo desde Guatemala hasta Roma.

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