Este 24 de junio próximo, el P. Fermín
cumpliría 45 años de edad; el 30 próximo cumpliría 14 años de sacerdote. El P.
Mincho falleció anoche en un hospital en la Capital.
Al P. Fermín lo conocí allá por el año
1991, en Sololá, cuando ingresé yo al Colegio Seminario de San José, dirigido
por los PP. Benedictinos: él estaba en Quinto y yo ingresé a Cuarto
Bachillerato. Con la personalidad sencilla y tan humana que siempre tuvo, no
costó hacer amistad con él.
En ese año terminó el Bachillerato. Al
final de ese año, el Colegio Seminario Menor se trasladó a Quetzaltenango y el
Seminario Mayor –que estaba en San Andrés Semetabaj– ocupó su sitio. Así, el P.
Fermín se quedó en la misma casa que le había acogido durante años, para seguir
formándose para llegar a ser sacerdote.
Estuvo trabajando en varias parroquias,
casi en todas tuvo que abrir brecha, pues estaban muchas cosas sin hacer. Por
ejemplo, la última parroquia que tuvo formalmente, la de la Boca Costa, en la
que se entregó totalmente a los feligreses y tuvo que darle forma –en
consecución de los anteriores sacerdotes– a la incipiente parroquia. ¿Cuántos
años trabajó allí? No me recuerdo, pero fueron varios.
Aceptó emprender la formación de una nueva
parroquia, la más reciente de la Diócesis, en una aldea de San Martín
Jilotepeque. La parroquia tomaría el nombre del recién canonizado Papa Juan
XXIII. Estuvo allí unos meses haciendo los preparativos. Un poco antes de la
erección de la parroquia tuvo la oportunidad de viajar a la Ciudad Eterna para
la canonización del patrono de la que sería su parroquia.
Peregrinó a Roma… Me recuerdo de cuánto le
gustaban las peregrinaciones. A Esquipulas fue andando en varias ocasiones. Durante
el Jubileo del año 2000 también lo hizo para ganar la indulgencia. Tuve la
oportunidad de acompañarle en al menos dos ocasiones. Era un empedernido
escalador de volcanes. Le gustaba tanto la montaña como al P. Pablo Domínguez –o
quizá más–. También era un experto atleta.
¿Virtudes? Sin pretender reducir su vida a
tan pobre descripción, enumero grosso modo
las que me parecen destacables: Trabajo
esforzado. Trabajaba con esfuerzo en donde quizá a los demás no gustaría
que los mandaran. Esforzado en el trabajo tanto como en su afición de atleta y
alpinista. Es fácil notarlo en los encargos confiados, sobre todo el de
construir la organización parroquial en varios sitios. Discreción. No se hizo notar, no pretendió distinciones. Alegría. No le faltaron problemas, por
supuesto, pero los pasaba sin aspavientos; si sufrió por ellos, no lo
exteriorizó. Tengo en la retina cómo, en una ocasión, bromeaban el P. Federico –su
entonces vicario– y él.
14 años de sacerdote no son muchos ni pocos. ¡Cuánto bien ha hecho en este tiempo, con el aprovechamiento y
entrega con que los vivió!
Por cómo vivió, además de envidiarle, ya
hablo con él como con quien se está delante y le confío cosas. Se nos ha
adelantado a la Casa del Padre. Sin duda que nos echará la mano para seguir
trabajando en estos lugares y con esta gente que él mismo atendió.
Interesante biografía... Gracias P. Miguel por acordarte de visitar a los pobres!!! que se repita...
ResponderEliminarPadre Fermín estuvo en nuestra parroquia(Nahualá), una gran persona Q.E.P.D. :(
ResponderEliminarQue descanse junto a Dios el P. Mincho y nosotros sigamos su gran ejemplo de servicio!!
ResponderEliminarRecuerdo su Ordenacion Sacerdotal, yo estaba en el seminario y todos fuimos, al finalizar la actividad fuimos todos a la casa del Padre fermín, en Tecpán, nos invito a almorzar. Descanse en Paz padre...
ResponderEliminaryesenia roquel muy interesante su biografia el estuvo en nuestra parroquia san jose chacaya solola en el año 2001 que dios le de un descanzo eterno.. ;(
ResponderEliminarRECUERDO CON MUCHO CARIÑO AL PADRE FERMIN, SU ORDENACION, LA FIESTA EN SU CASA, SU PRIMERA MISA EN EL SEMINARIO MENOR DE SOLOLA. ME SORPRENDE SU MUERTE, DIOS LO QUERIA LUEGO EN EL CIELO, QUE RUEGUE POR NOSOTROS, AHORA VIVE JUNTO A DIOS. LO RECORDARE EN LA SANTA MISA.
ResponderEliminarDesde Chixot - La Parroquia de San Juan Comalapa, también tuvimos la bendición de tenerlo aquí como Párroco en el Santuario del Sagrado Corazón, hace algunos años. Resalto la dicha que tuve de compartir con él algunos momentos practicando deporte (futsala), además por supuesto de las Eucaristías. Tras su partida a la Boca Costa, me impresionó su incansable determinación por continuar con su trabajo misionero y pastoral. Seguramente que con lo que realizó fué suficiente para que se mereciera preparar su alma al llamado de Nuestro Buen Dios. Estoy seguro que su estado crítico de salud en estos últimos días fueron la antesala idónea para alcanzar la completa salud del alma, para no demorar su presencia ante al Padre de la Eterna Gloria. Valentía, fortaleza, templanza, humildad, paciencia, determinación, algunas virtudes que noté al tratarle. ¡¡PACIENCIA Y FORTALEZA A QUIENES LAMENTAN SU PARTIDA A LA PATRIA CELESTIAL!! ¡¡MATIOX PADRE!!
ResponderEliminarQue tristeza por dejarnos padre que alegria de encontrarte con Dios hechanos la mano aya en el cielo para que nos olvidemos de la grandeza de Dios
ResponderEliminarMe uno al dolor de su familia, de su pueblo, de las comunidades que ha servido en estos casi catorce años, y de toda la Diócesis, por la muerte del P. Fermín. Especialmente unido a todos los sacerdotes que le conocieron y trataron con su obispo a la cabeza que pierden un gran sacerdote. ¡Cuantos recuerdos me vienen de su etapa en el seminario y de sus años de sacerdote! Con qué espíritu deportivo, esfuerzo, alegría supo superar todas las dificultades, y¡ fueron muchas! y ver en todo momento la mano de Dios..
ResponderEliminarAyer, por la tarde, me llamó el P. Ángel para comunicármelo, y al momento recé por su eterno descanso. Hoy ofreceré la Santa Misa por él
Me llena de tristeza saber esta noticia fatal. Un misionero, un deportista y un gran amigo. Tuve la oportunidad de compartir con el padre Fermin, lo conocí en los años del 1999, en el seminario menor donde desempeño su pastoral, su espíritu deportivo y humildad, hicieron que varios de mis compañeros y yo le tomáramos un gran aprecio. Gracias padre por recordarnos que debíamos predicar el evangelio, como buenos laicos y recordarnos que debíamos buscar nuestra vocación. Año después llegaste a ser nuestro párroco. Le agradezco por mucho padre por guiarme y hacerme ver mi error cuando no aprovechaba los retiros, que ahora me hacen mucha falta. Se que ahora estas con nuestro amigo Jesús, hechanos la manita para interceder por nosotros. Amigo mincho le cuento que después de haber subidos juntos el volcán San Pedro, me anime y escale el Atitlan, pero aun no contento escale el Tajumulco ahora me apasiona. Gracias totales Mincho...
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