Anteayer me escribía un querido amigo,
agradeciéndome por haber comentado un artículo suyo, me decía que se alegraba
porque coincidíamos en la manera de pensar. El tema era la fraternidad entre
los hombres, aunque seamos de distinta religión. Él lo había experimentado en
una reunión de la que había participado con representantes de otras religiones,
distintas a la católica.
Le había comentado que los santos siempre
han comprendido y amado a todos, sin tomar en cuenta el credo, que somos
algunos hijos de la Iglesia quienes no hemos dado buen ejemplo y hacemos
acepción de personas. En efecto, ¡EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO es lenguaje
universal!, y a todos atrae.
Quien diga que es cristiano, ha de amar y
comprender a todos, aunque el prójimo esté en el error.
Hoy, que celebramos la solemnidad de los
Santos Apóstoles Pedro y Pablo, es buena ocasión para encomendar y trabajar por
la unidad de la Iglesia, además de encomendar al Santo Padre el Papa Francisco,
sucesor de San Pedro.
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