jueves, 7 de mayo de 2015

Alegres por la respuesta de los jóvenes que vinieron a convivencia

Afiche vocacional de este año.
    Los dos fines de semana últimos, como ya habíamos adelantado, íbamos a tener convivencia vocacional en el Seminario Mayor. La primera fue de jóvenes que proceden del departamento de Sololá; la segunda, de Chimaltenango. A la primera asistieron 22 jóvenes (2 eran de Joyabaj, Quiché, parroquia que atienden sacerdotes de nuestra Diócesis); a la segunda, 30.

     Además de las charlas, que tratamos que sean provechosas para los que asisten -Bautismo, Confirmación, vida cristiana-, una de las principales actividades es la charla con los formadores, un diálogo que intenta lograr un conocimiento de cada candidato y ayudarle a plantearse un proceso de discernimiento vocacional. Allí es donde se toca cada historia, con sus dificultades y sus esperanzas, con su vida familiar y personal... De hecho, una de las cualidades de los jóvenes que agradecemos a Dios es la sinceridad, la sencillez con que tratan los temas más delicados de su existencia.

Foto de archivo, de jóvenes en una convivencia vocacional en año anterior.
     ¿Cuántos podrían quedarse? Sería temerario aventurar una cifra, que no pretendemos, ni es lo más importante. Ingresarán dentro de un año los que Dios quiera. Ahora, lo que importa, es que cada uno vaya encomendando su propia vocación, que vaya tratando a Dios y, luego, a su párroco.

      Lo cierto es que hemos visto que tienen gran incidencia los medios de comunicación social. Varios jóvenes supieron de las convivencias a través de la radio, del blog, del Facebook y de los afiches impresos con este propósito. Unos cuantos ya vienen más preparados. Con todo, han venido los jóvenes con muy buena actitud.

     Además de encomendarles, también se seguirá trabajando para tratarles y que se vayan preparando para dar el salto de su entrega total.

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