viernes, 15 de mayo de 2015

Después del retiro, con las pilas recargadas

¿Qué tal esta foto que tomé ayer?

A los pies, Santa Catarina Palopó. Así es como se ve este pueblo desde la casa de retiros.
    He vuelto a la vida ordinaria, a mi vida ordinaria: clases y diversas actividades sacerdotales y de formación. Cuando me he encontrado con una religiosa, me ha piropeado diciendo: "se le ve la aureola, Padre". Nos reímos, pues, como dicen aquí: "¡nada que ver...!"

     Mi respuesta fue: "No, Hermana. En mi lucha diaria, en nuestra lucha diaria, a veces nos va bien, otras no tanto...; pero queremos luchar por mejorar. Es la lucha de todos los días".

     Pero vuelvo feliz del retiro, intentando aprovechar para la propia lucha todas las cosas maravillosas que he oído y que me han caído muy bien. Sí, hacía falta que alguien nos ilumine con su propia experiencia, con sugerencias sugestivas y experienciales que iluminen la propia experiencia sacerdotal.

     Si bien he tenido tiempo para reflexionar, para rezar, para encomendar también a mis hermanos sacerdotes y demás personas -he cuidado tener como fin crecer en amor a Dios, que es lo esencial-, también he descansado. Me lo he propuesto y más o menos lo he logrado. Eso sí, cuando, durante una noche, dormí algo más largo de lo habitual, al día siguiente me quedé con más sueño y con algo de dolor de cabeza. Bueno, me dije, descansaré lo justo...

     Aquí, volviendo a la vida sacerdotal habitual, con la ayuda de Dios, para seguir trabajando. Si pudieran, y pudieran encontrar un buen cauce, cuiden de lograr un tiempo para un rato de retiro espiritual.

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