"La juventud es la edad del inconformismo, de las rebeldías, de las ansias de todo lo que es bello, y bueno, y noble. Por eso, es joven de verdad quien mantiene vivos en su espíritu estos impulsos, aunque el cuerpo se desgaste por el paso del tiempo; y al contrario, es viejo -aunque tenga pocos años- quien se deja subyugar por la rutina, por el egoísmo, por la vejez del pecado. El Señor espera vuestra rebeldía juvenil, que yo bendigo con mis manos de sacerdote, contra todo lo que intente apartaros del cumplimiento de la ley de Cristo, que es un yugo suave y ligero (cfr. Mt 11,30)" (D. Álvaro del Portillo. Homilía 30-III-1985).
¡No saben cuánto me alegra y anima este párrafo...!
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