lunes, 8 de agosto de 2016

Un fin de semana de pastoral parroquial en Escuintla

Fachada de la iglesia parroquial de La Democracia, Escuintla.
     En la Santa Misa acostumbro a encomendar al Obispo del lugar, en caso de que me encuentre fuera de la Diócesis, y a mi Obispo. El sábado y ayer lo estuve haciendo por Mons. Víctor Hugo Palma, Obispo de Escuintla, pues estuve atendiendo la parroquia de La Democracia. Qué alegría palpar la fe de la gente, que atiende siempre, escucha con fe, y recibe los sacramentos y la el Pan de la Palabra. ¿Será porque el párroco me dejó tan recomendado?

     Reitero que el calor agota, pero es saludable... El ambiente es muy alegre, además de sano, pues, me contaron, que gracias a Dios no hay hechos delictivos, el pan de cada día en nuestros pueblos.

     Conocí a Juana, a Manuel, a Rigo, quienes ayudan al P. Tito, el todavía actual párroco. También saludé a muchas otras personas que me preguntaron: "¿usted es el que se va a venir a quedar, Padre?" Y, uno, se siente alagado por la aceptación -acaso uno se lo cree...-.

     Para finalizar mi día allí, después de celebrar la Santa Misa, corrí a darle la Unción a una señora que estaba agonizando. Lastimosamente, ya había fallecido cinco minutos antes: le di la Unción bajo condición. Y me dije: "ojalá no hubieran dejado de último llamar al sacerdote". Dios guarde el alma de Reina, que así se llamaba la fallecida. Hoy la he encomendado en Misa.

     Con gente tan buena, dan ganas de regresar a la parroquia. ¿Por qué siempre me sucederá así? Es que en todas partes hay gente tan buena.

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