Fachada de la iglesia parroquial de La Democracia, Escuintla. |
Reitero que el calor agota, pero es saludable... El ambiente es muy alegre, además de sano, pues, me contaron, que gracias a Dios no hay hechos delictivos, el pan de cada día en nuestros pueblos.
Conocí a Juana, a Manuel, a Rigo, quienes ayudan al P. Tito, el todavía actual párroco. También saludé a muchas otras personas que me preguntaron: "¿usted es el que se va a venir a quedar, Padre?" Y, uno, se siente alagado por la aceptación -acaso uno se lo cree...-.
Para finalizar mi día allí, después de celebrar la Santa Misa, corrí a darle la Unción a una señora que estaba agonizando. Lastimosamente, ya había fallecido cinco minutos antes: le di la Unción bajo condición. Y me dije: "ojalá no hubieran dejado de último llamar al sacerdote". Dios guarde el alma de Reina, que así se llamaba la fallecida. Hoy la he encomendado en Misa.
Con gente tan buena, dan ganas de regresar a la parroquia. ¿Por qué siempre me sucederá así? Es que en todas partes hay gente tan buena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario