lunes, 19 de septiembre de 2016

La luz ilumina a los de casa

     "¿Eres cristiano?", le preguntó alguien. "Soy cristiano rematado", respondió. Y le hicieron una pregunta lógica: "¿Y vas a Misa todos los domingos?" "¡No! Soy cristiano pero no fanático..."

     ¿Qué es ser cristiano, al fin? Mejor no dar conceptos sabidos. Me parece que es tener a Dios y a Jesús en el centro de nuestro corazón y tratar de que se refleje en la vida.

     En efecto, el evangelio de la Misa de hoy nos invita a ser coherentes con lo que decimos ser (Lc 8,16): un candil, una luz, se pone en lo alto, para que alumbre a todos los de casa. Así como es ilógico esconder una luz, así también un cristiano debe iluminar a los de alrededor. Me gusta aquel dicho popular tan repetido por alguien que conozco, aunque dicho en tono negativo: "Ese es candil de la calle y oscuridad de su casa". Ojalá no se diga esto sobre nosotros.

     No vale, pues, quedarse en las etiquetas, hay que ir a las obras. Los cristianos estamos llamados a ser, como dijo un sacerdote hoy en la Misa, el rostro de Dios: la gente no suele ver a Dios si no tiene sentido sobrenatural; somos los cristianos quienes deberemos reflejarlo en nuestro rostro y en nuestra conducta.

    Por ejemplo, ¿cómo se puede ser cristiano en la red? Cada uno saque sus conclusiones. Pero, obviamente, no se trata de postear y postear estampitas en el muro de la red social. Que nos mostremos cristianos en el 'Face', pero también cuando no estemos en él y estemos con los de alrededor. Me gustó esta nota siguiente.

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