En el año sacerdotal…
Durante los días de mi Retiro de la semana pasada, tuve la oportunidad de presidir en una ocasión el rezo de las Vísperas, con exposición del Santísimo Sacramento y bendición.
Pedí favor a unos amigos sacerdotes que me ayudaran en la celebración. Al finalizar, uno de los que me ayudó hizo este comentario: “me recordé de la liturgia que celebrábamos en el Seminario”. Porque, efectivamente, además de cuidar los gestos y palabras de la liturgia, acompañados de la piedad, intenté cantar lo que podía para solemnizar la liturgia.
A mi modo de entender, creo que la reunión de sacerdotes es una oportunidad gratísima para cuidar y solemnizar mejor la liturgia, ya que en las parroquias, llevados por las circunstancias a veces poco colaboradoras, no siempre es posible hacerlo. Esto ayuda a vivirla y aprovecharla mejor.
El predicador del retiro nos comentaba en una ocasión, que el Cura de Ars era pobre consigo mismo pero espléndido con la liturgia. Una anécdota particular, que recoge Francis Trochu en su obra “Cura de Ars”, es la de cuando el santo fue a un lugar en donde confeccionaban ornamentos litúrgicos. Al verle llegar, reparó la dependiente en el aspecto desalineado del santo, pero se le grabó cómo fue él quien se llevó para su iglesia los ornamentos más bonitos que tenían.
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