Con este nombre no me refiero, efectivamente, al río que lo lleva sino al Seminario homónimo.
Cada semana tienen, en este Seminario, el “jueves sacerdotal”, que consiste en el rezo de Vísperas con Exposición del Santísimo Sacramento, cena y tertulia con un sacerdote invitado. Yo fui la “víctima” ayer, como en una anterior vez en la otra sede (el Seminario de Bidasoa tiene dos sedes; hace algunos meses estuve en la sede I).
Desde luego, la Liturgia estuvo bien cuidada, con una breve predicación de mi parte. Después de la cena tuvimos la tertulia, en donde, respondiendo a las preguntas que me plantearon, di a conocer la labor eclesial que se está realizando en Guatemala y en la “Diócesis de Sololá” y su Seminario. Hubo tiempo para hablar de todo en la hora corta disponible.
Fue, efectivamente, una experiencia alegre y reconfortante, viendo la ilusión y el empeño por formarse, por parte de los seminaristas, y de formar, por parte de los formadores. Hemos extendido la invitación para que, quien considere que sus ansias de misión no pueden ser apaciguados en su lugar de origen, o en un viaje obligado por esos lares, que Sololá les tenía las puertas abiertas.
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