El día de ayer tuve una tertulia con un grupo de universitarios, con un tema poco usual: los exorcismos.
Le llegó la voz a un amigo, que en Sololá había un sacerdote que hacía exorcismos. ¡La fama del P. Abelardo traspasa el Océano!
Puesto que “sabía” un poco del tema, estuve de tertulia con los residentes de Belagua – Torre I. Una treintena de jóvenes empezaron a preguntarme lo que su curiosidad les sugería. Lo confieso, antes de la tertulia le pregunté al amigo mío que cuánto duraba la tertulia. Al responderme que media hora, me veía en aprietos porque no sabía qué contarles en tanto tiempo. Al final, ¡tardamos cuarenta minutos!
Tuve el prejuicio, lo confieso también, que les “interesaba” el tema sólo para escuchar algo “curioso”, que no creerían nada. La impresión que saqué de mi selecto auditorio fue positiva; al final de la tertulia todavía se quedaron algunos preguntando alguna cosa más.
No es a raíz de la actitud de los interlocutores; simplemente me recordé después de lo que decía C.S. Lewis, si no recuerdo mal: que el mejor invento del demonio en la actualidad es hacer creer que no existe.
Saludos al P. Abelardo desde estos lares, a donde llega ecos de una parte de su labor pastoral.
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