Más que un amigo, es un padre –como dijo aquél recién ordenado sacerdote: “no se enoje, papá…”–. Se trata del P. Ángel María Pascual, que radica en La Rioja, España.
Con ocasión de su cumpleaños, que es hoy, le he llamado por teléfono el día de ayer, mientras velábamos, unos sacerdotes y yo, por nuestra subsistencia a medio día. Tenía tiempo limitado, el tiempo que me dejaba mi saldo telefónico.
Los sacerdotes fueron desfilando uno tras otro “tras” mi teléfono celular, primero el compatriota suyo y más veterano de los presentes, el P. Abelardo. Luego, cada uno de los que pudieron. Pocas palabras cupo pronunciar…
Un detalle para un amigo, que espero sea significativo. A los que han influido en nuestra vida no se les olvida. Gracias por todo, P. Ángel.
Efectivamente fue muy de agradecer esa llamada. Gracias por hacerla.
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