miércoles, 24 de octubre de 2012

¡Cuán importante es el descanso!


     Creo que coincidimos todos en eso. El asunto es que no siempre podemos descansar como y cuando queremos. Ahora estoy disfrutando unas horas de descanso, retomando fuerzas para mi sprint final de curso académico.
     El cuerpo tiene sus límites, como todo lo material. Hasta las máquinas necesitan su mantenimiento y su descanso. Aunque ahora ya crean cosas desechables, tenemos claro que nuestro cuerpo es uno sólo y no hay posibilidad de reponerlo.
     Me recuerdo de aquel consejo de un amigo sacerdote: debes buscar un hobbi, algo sano que te guste y que te ayude a descansar, porque a veces nos buscamos unas maneras poco buenas, cuando no indignas, de descansar.
     El asunto es que cada uno debe arreglarse este asunto perentorio: tomarse un tiempo para descansar. Quizá haya que hacerlo con los que siempre tenemos a la par nuestra, para que nos acompañen a descansar, pero debemos sacar ese tiempo. Quizá consista en ir a caminar un poco en un lugar poco frecuentado; para los más jóvenes, un poco de deporte...
     ¿Descansar? ¡Para trabajar mejor! Nunca el descanso fue un fin en sí mismo, por mucho que lo proclamen los “mandamientos” del vago...

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