“¡Felices vacaciones!”

Aunque, lo confieso, este bendito gato no me simpatiza.

     Eso es lo que me han dicho ayer los seminaristas, al terminar el curso académico. Lo que nos decían nuestros formadores en aquel tiempo, eso les decimos ahora: “las vacaciones son para ustedes; nosotros seguiremos aquí, sólo que cambiamos de ritmo”.

     Al terminar ayer el curso académico un sentimiento lógico, de quien ha experimentado tanto favor, es el de la gratitud con Dios. Ha pasado un año con varias incidencias, con tanta lucha diaria, y gracias a Dios ha llegado a su feliz término. Además de evaluar, ciertamente, también tenemos puesta la mirada ya en el siguiente año. Dios nos ayude a hacer lo que debemos.

     A los seminaristas les deseamos un feliz descanso de actividades académicas, pero a seguir con la formación, sólo que en distinto ámbito, ahora, el familiar.