jueves, 4 de octubre de 2012

Vivir la pobreza


     “Bienaventurados [¡dichosos!] los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5,3), escucharon sus contemporáneos de los labios del mismo Jesús. Había, entre la multitud, todo tipo de personas: hombres y mujeres; ancianos, adultos, jóvenes y niños; ricos y pobres; instruidos y analfabetos; religiosos y laicos...
     La palabra del Señor, por ser la de Dios, trasciende el momento histórico; también nosotros nos sentimos interpelados, señalados por Jesús. Así lo tomó San Francisco de Asís, cuya fiesta celebramos hoy, y nos invita a examinarnos cómo vivimos la virtud de la pobreza, que todos debemos vivir.
     Tres notas sugería San Josemaría para que nos puedan servir de examen de conciencia, a ver qué tanto tenemos el corazón en las cosas de la tierra o en las del cielo:
     - No tener cosa alguna como propia,
     - No tener cosa alguna superflua,
     - No quejarme cuando me falte lo necesario.
     Una pregunta más: ¿cuándo hicimos la última limosna?

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