La celebración de Jesucristo Sumo y Eterno
Sacerdote aconteció ayer, justo entre el fin de las clases del primer semestre
y el inicio de los exámenes finales. Ha sido un gran día festivo.
Como ya es tradición es esta fiesta están
citados los sacerdotes exalumnos del Seminario Mayor. En esta ocasión nos
reunimos más o menos 45 sacerdotes.
La celebración consistió en un rato de
Adoración al Santísimo Sacramento, con la oración de la Hora Intermedia. Se llevó
a cabo, luego, la bendición de la remodelación de la cancha pequeña y un área
de descanso habilitado en el mismo lugar.
Después
fue el tiempo de deporte, como lo muestran las imágenes. Algunos sacerdotes se optaron
por jugar basketbol. Pero el partido esperado era el que se disputarían el
equipo ganador entre el Mayor y el Menor versus el equipo de los presbíteros.
El Menor ganó las “justas” (a tiros
penales), pero perdió contra el equipo de los presbíteros, que todavía dio
cuenta de las viejas glorias (nada más y nada menos que con un marcador de
3-1). Los del Menor comentaban, impotentes, después: “¡no hicimos ni un gol!”,
porque incluso el que fue gol a favor suyo fue por un autogol de los padres.
Al terminar el deporte vino el almuerzo,
que para los sacerdotes fue al estilo campestre. Al terminar el almuerzo,
aunque varios tuvieron que retirarse por compromisos pastorales, algunos
todavía se quedaron para la tertulia, que fue muy exhortativa ―hacia los
seminaristas―, pero muy divertida, recordando viejos
tiempos.
Gracias, amigos sacerdotes, por su
presencia. Ya lo saben, ésta es su casa.
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Mientras el P. Víctor bendecía la remodelación de la cancha pequeña. |
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Algunos de los alegres comensales. A la derecha, el P. Nicolás y el P. Emilio. |
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Compartiendo algunos instantes, entre la bendición y el tiempo de deporte. |
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El P. Mincho, con gorra roja, recordando viejos tiempos. |
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Los del Mayor, con uniforme azul; los del Menor, con negro. |
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El grupo de los presbíteros que, recordando viejos tiempos, osaron hacer frente a las nuevas generaciones insolentes que querían ganar... |
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El P. Wilson, pasando turno para el delicioso almuerzo. |
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A la sombra de los árboles, disfrutando del almuerzo. |
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Un grupo inseparable, los de "la promo". |
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Mientras llegaban a la tertulia los sacerdotes. |
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El P. José Lino, que disfrutó de la jornada, en compañía del "P. Ray". |
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Gran intervención del P. Edgar, que nos alegró la tarde. |
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