domingo, 26 de mayo de 2013

Celebrando a la Santísima Trinidad


     Hoy he tenido encargos, cumplidos “maratónicamente”. Fui a la parroquia de Cantel, a celebrar la Santa Misa en unas comunidades, ayudando al párroco, el P. Nicolás. He tenido que volver “corriendo”, pues debía predicar un retiro a unos amigos. Pero la tónica ha sido el tema de la Santísima Trinidad.
    El “tema”, porque he  hablado ampliamente de la Trinidad Beatísima, procurando tratar a cada una de la divinas Personas.
    Aproveché recordar, con los que me escucharon hoy, el primer mandamiento de la Ley de Dios: “amarás a Dios sobre todas las cosas”. Y les interpelaba: “¿cómo lo estamos cumpliendo?” Siempre cabe mejorar, crecer en su cumplimiento.
    El peligro, alertaba, es hacernos un Cristianismo y una entrega a nuestra medida. Este es un mal actual en la Iglesia: juzgar incluso lo que nos enseña la Iglesia como si fuera optativo, y hacer una fe “a la carta”, estilo buffet. El ejemplo del mercado es bueno: escoger lo que quiero y como lo quiero, según mis gustos. Ojalá no suceda entre nosotros.
     Confiar en lo que la Iglesia nos enseña y tratar de cumplirlo, aunque a veces no lo comprendamos perfectamente. En fin, amar a Dios plenamente, aún a costa de mi “proyecto”, de mi juicio, de mi egoísmo y soberbia.

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