sábado, 11 de mayo de 2013

En la Ascensión del Señor

Viendo esta imagen, me parece estar en la iglesia parroquial de mi pueblo, en donde está reproducido magníficamente.

     Mañana celebraremos la Ascensión del Señor a los cielos; ya estamos en las Vísperas. Jesús subió a los cielos cuarenta días después de su Resurrección pero, por razones de conveniencia (para que los fieles puedan participar de la fiesta), se ha trasladado su celebración al domingo siguiente.
     Gran misterio: el que vino a la tierra para hacerse uno de nosotros sin dejar de ser lo que era ni de estar junto al Padre―, ahora sube a los Cielos ―para tomar el lugar que siempre le ha correspondido y en donde ha estado―. Pero ya no sube solo: sube con parte de nosotros, con nuestro cuerpo; ya sólo falta a la consumación final para que con toda perfección gocemos de su gloria.
     ¿Te imaginas la despedida de Jesús? ¡Ya no le volverían a ver! Pero los apóstoles vuelven radiantes de alegría después de verle subir a los Cielos. Ojalá se me pegue un poco esa alegría.

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