sábado, 4 de mayo de 2013

Estamos de convivencia vocacional


     Hoy he estado entretenido en varias cosas. Después de celebrar la Santa Misa, conmemorando a los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, hemos recibido, en el Seminario, la visita de unos amigos (el P. José Vaquiax y unos jóvenes), venidos de la Arquidiócesis vecina. Me ha alegrado verles.
     Además, hemos estado pendientes de los jóvenes que vendrían a la convivencia vocacional. Es nuestra “segunda primera convivencia” (pues hace una semana tuvimos la “primera primera”), para los jóvenes que vienen de la vicaría de Chimaltenango. Por el momento tenemos 16.
     Uno de los momentos más importantes es la entrevista con los formadores. Hoy he entrevistado a algunos. Siempre me ha sorprendido la llaneza con que cuentan cómo en la mayoría de los casos Dios se ha ido metiendo en cada vida, “sin pedirles permiso”.
     Como leía en un “Diccionario de conversos”, en el prólogo dice que los que se han convertido tienen la sensación de que, sin haber jugado a la lotería, se han sacado el primer premio. Lo mismo digo de la vocación: a quien Dios escoge, debe tenerse por el más dichoso, pues se ha fijado en uno para esta misión especial.
     Quisiera aprender y seguir teniendo esta ilusión que brilla en los ojos de estos muchachos, que quieren responder que sí al Señor.

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