sábado, 23 de enero de 2016

Tu trabajo diario

Aunque en la imagen veo que faltan algunas profesiones representativas, por ejemplo la del agricultor.
    Recibía yo una charla sobre vida espiritual cuando me sugirieron esta idea: hacer extraordinariamente el quehacer ordinario. El sacerdote que nos estaba dando la charla ya está un poco mayor, al menos unos cuantos años más que este sacerdote. Lo he visto semana a semana, siempre fiel a su encargo; lleva muchos años haciendo lo mismo. Su público es el mismo (no como a veces nos ideamos en nuestra loca cabeza: numeroso, bien atento, suscitando frutos de epopeya...).

    También leía en una ocasión anterior un pequeño relato, quizá inventado, de una conversación, uno le preguntaba al otro que si su esposa tenía un trabajo. El interpelado decía que no tenía trabajo, pues se mantenía en casa haciendo los oficios domésticos. El interpelante le razonaba a su compañero cuántas y cuáles eran los trabajos de su esposa, tan abundantes y onerosos.

    Nuevamente la pregunta: ¿le interesan a Dios? En sí los trabajos que hacemos no (pues no le retribuyen nada que no tenga), sino el amor que ponemos al hacerlos, Dios se siente contento cuando lo hacemos por amor a Él y al prójimo. Me parece ver a Dios sonreírme desde el Cielo mientras hago este trabajo.

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