jueves, 12 de enero de 2017

En caso de emergencia, cualquiera puede bautizar

     Hoy, entre los quehaceres ministeriales propios de este trabajo de formador, me pidieron favor que celebrara la Santa Misa de cuerpo presente. Era UN NIÑO de un mes QUE NO PUDO SER BAUTIZADO.

     Pregunté y me dijeron que no lo habían podido bautizar porque estaba tan malo de salud que no lo habían podido llevar a la iglesia para que lo bautice el sacerdote. Entonces, le expliqué al joven que me lo contaba que, EN CASO DE EMERGENCIA, es decir, en peligro de muerte, CUALQUIER PERSONA, incluso un no cristiano, puede bautizar. CONVIENE QUE LO SEPAMOS, pues podemos ayudar a muchas almas a que se salven. A continuación los criterios.

     El Bautismo es la puerta de los demás sacramentos, es el sacramento que nos introduce en la vida divina lavándonos del pecado original ("por el Bautismo somos liberados del pecado" CEC n. 1223) y dándonos la vida de Dios. Es tan importante para la salvación (''el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios", Jn 3,3; "el que crea y se bautice, se salvará", Mc 16,16), que no podemos dormirnos dejándolo para después.

     Ministro del Bautismo. El ministro ordinario del Bautismo es el ministro ordenado (dígase: obispo, presbítero o diácono). En caso de peligro de muerte, el ministro extraordinario del Bautismo es cualquier persona (incluso un no cristiano).

     Criterio: en caso de peligro de muerte, cualquier persona puede bautizar, con dos condiciones: 1) rociando agua tres veces sobre la cabeza del que se ha de bautizar invocando la fórmula bautismal trinitaria ("Yo te bautizo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo"); 2) tener la intención implícita que la Iglesia tiene al bautizar a alguien (el sacramento borra el pecado original, hace al sujeto hijo de Dios y miembro de la Iglesia...). Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica n. 1256.

     En fin, me dio mucha pena el dolor de los padres y traté de ayudarles a que el consuelo de Dios les llegue o sea un poco más evidente. La celebración de la Santa Misa, para los que tenemos fe, es siempre un gran consuelo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario