jueves, 4 de marzo de 2010

La mirada penetrante de Dios

Pocas cosas recuerdo de mi infancia. Pero algo que se me clavó en la mente, aunque no lo comprendiera, fue una pregunta del catecismo y su respuesta: ¿Dios lo ve todo? Sí, Dios lo ve todo: lo pasado, lo presente, lo futuro, hasta los más secretos pensamientos. Quizá se me clavó más en la mente por los gritos con que respondíamos a las preguntas.

Hemos leído en la primera lectura de la Misa de hoy: Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones (Jr 17,10).

La mirada de Dios “ve” todo, como traspasó a los Apóstoles y no se resistieron. Como aquella vez en que, después de negar conocerle, Pedro negó a Jesús; Jesús le vio y Pedro tomó conciencia de su traición (Lc 22,61-62).

Ante la mirada de Dios somos transparentes –quizá en alguna ocasión como un vidrio que necesita limpiarse–: entonces, la Confesión de los pecados se ve “lógico”, y ocultar las cosas, auténtica “estulticia”.

Esta Cuaresma es buen tiempo para una buena Confesión. Para confesarse, cualquier tiempo es bueno.

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