La gloria de los Santos |
Hoy conmemoramos a los fieles
difuntos, a las almas que están purificándose de lo que les falta, para que
entren completamente limpios (en otras palabras, para que adquieran la “capacidad”
de amar y gozar de Dios) al Reino eterno.
Hoy mismo he tenido la
oportunidad de rezar por los difuntos –lo haré especialmente en la Santa Misa–
yendo al Cementerio de mi pueblo; recé especialmente por mis abuelos difuntos
(tres de ellos confío en que ya estén en el Cielo, pues recibieron la Unción
poco antes de morir; a dos de ellos tuve la oportunidad de administrársela yo).
Ojalá que la religiosidad de
estos días esté llena de verdadera y clara devoción.
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