domingo, 17 de marzo de 2013

Jesús y la pecadora (Jn 8,1-11)

Una escena de "La Pasión" de Gibson.

     Son tantos detalles los que se pueden resaltar del evangelio de la Misa de hoy (Jn 8,1-11), todos sorprendentes. Pero cada detalle hay que saber situarlo en su contexto. Espero que las proposiciones siguientes no nos desvíen de su verdadero sentido. Las propongo para que las medites y saques consecuencias positivas para ti, para tu vida, antes que para los demás.

     Por ejemplo, ¡cómo es que entonces la mujer llevaba la peor parte en la acusación! ¿Y dónde está el adúltero, pues sólo acusan a la adúltera?

     Luego, sorprende cómo vienen aquellos hipócritas, que no les interesaba ni la Ley (no buscan cumplirla sino, hipócritas, tendieron una trampa a Jesús), ni la adúltera (es un pobre señuelo), ni Jesús (es más, querían condenarlo).

     Además, cuando Jesús les dice que “el que esté sin pecado que tire la primera piedra”, ¿no habrán recordado las palabras de Jesús, nuestro Señor: “el que mire a una mujer deseándola en su corazón, ha cometido adulterio”? ¿No será por eso que se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos?

     Dice Santiago en su Carta: “El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, ya no eres un cumplidor de la Ley, sino un juez. Uno solo es el legislador y juez, que puede salvar o perder. En cambio tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?” (4,11s.).

     ¿Por qué no siguieron con el “juego” y, en cambio, tras las palabras de Jesús, se fueron retirando, empezando por los más viejos? ¿Serán los “viejos” más conscientes de sus pecados, habrán pecado más en esto que condenan o, simplemente, por temor a meterse en su interior, mejor se fueron retirando? Es tan importante hacer caso a la CONCIENCIA. Pero hay que darle tiempo a que actúe la conciencia en su juicio.

     Pero, el meollo de la cuestión es el siguiente: JESÚS CONDENA EL PECADO (adulterio), ABSUELVE A LA PECADORA (a la adúltera) Y DESENMASCARA LA HIPOCRECÍA de los “jueces”. De paso, además de salir airoso de la trampa, salva su vida… para una ocasión más importante, para cuando su Padre lo tenía previsto.

     ¿Qué has aprendido para aplicarlo a tu vida?

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