En las comidas, en la conversación con
sacerdotes que rezan y que leen las noticias, leyendo un poco aquí y allá, me
ido poniendo al día sobre quién podría ser el próximo Papa. Incluso nos
contaban que hay una casa de apuestas a nivel mundial, que ponen al Card. Scola
como candidato favorito. A ver si quien gana la apuesta comparte con su candidato...
Como indicaba el Card. O’Malley, después
de oír las distintas opiniones de los demás cardenales ―puesto que son humanos y no conocen a todos―, se ponen a
cavilar “impersonalmente” sobre quién sería el candidato más apto para la Iglesia,
no para mí o para los otros: “La gente en todo el mundo está rezando por este
acontecimiento, para que seamos guiados a ser capaces de elegir la mejor
persona para guiar la Iglesia: la persona que Dios quiere, no quién sería
bueno para mí o para otros, sino el único que Dios quiere que sea nuestro Santo
Padre”.
Me alegra mucho pensar en que, en donde se
hospedan los Cardenales, la capilla, que es algo pequeña, se mantiene visitada
continuamente, pues buscan la luz del mismo Cristo, que está en el pequeño
sagrario, para elegir al que Él quiere.
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