La iglesia de Concepción, Sololá y la fuente. |
Además de las otras actividades que me tocó realizar, hoy concelebré la Santa Misa en Concepción y prediqué en ella, pues era un domingo especial. Se ofrecía en agradecimiento a Dios porque hoy se entregaba al párroco de Concepción las escrituras del terreno que corresponde a las dependencias parroquiales en dicho municipio.
Para darle realce, decía, hubo dos sacerdotes en la Santa Misa; el P. Francisco invitó también al coro infantil Cristo Rey de Patzún. La Misa fue más solemne de lo que se acostumbra en domingo. Los feligreses estaban encantados con la ceremonia. Se participó con más fervor, si cabe.
La "cuasi-parroquia" de Concepción tiene unos quince años de haberse erigido. Desde entonces han pasado varios sacerdotes que se encargaron de dirigir la comunidad, entre ellos, el P. Fermín Ajtzalán, que ya está Dios mediante en el Cielo. Yo también tuve el encargo durante tres años; me recuerdo de varias aventuras. Una de ellas fue empezar a destrabar el asunto de la administración de las dependencias de la Iglesia, que estaban en manos de la alcaldía y los Principales del pueblo.
Después de recorrer un camino legal a veces un poco entrampado, se logró con todas las de la ley la escritura en la que quedan claros los límites, que resultaron un tanto insospechados para los que no estábamos metidos en el tema y en la historia.
Personalmente doy gracias a Dios, también al P. Chico Chocoj, por todo el trabajo realizado -que tiene sus consecuencias-, así como a todas las personas que intervinieron.
Además, ya anunciamos en la homilía que dentro de seis años estaremos celebrando el jubileo por la dedicación de la iglesia en su 400 aniversario.
¡Feliz Domingo de la Divina Misericordia!
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