viernes, 23 de octubre de 2015

Alabanzas

Estatua homenaje a Antonio Bienvenida en Madrid.
    Los expertos nos han sugerido tantas veces que no hemos de alabar a nadie delante del propio interesado, porque puede "chivearse" o puede picarle el orgullo. Pero, ¿cómo reaccionas cuando te lo hacen a ti? Hay que conocerse como para creérselo.

     Viene a mi memoria aquella anécdota que leí de un cristiano torero, Antonio Bienvenida. Una vez que logró una faena maestra, premiada con las dos orejas y el rabo del toro, lo sacaron a hombros por la Puerta Grande. Por dentro, se dirigía a Dios con este pensamiento: "Señor: tuyo el poder y tuya la gloria".

     Si logramos algo es porque Dios lo ha hecho en nosotros; el logro nuestro es que hemos estorbado poco...

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