martes, 19 de abril de 2016

"Cristianos anónimos"

Necesitamos cristianos en todo ambiente, en todo trabajo.
     ¿Cristianos anónimos? Con Dios, ciertamente, no. A Dios no podemos “tratarle” a distancia. El trato implica conocimiento, relación y, como consecuencia, amor.

     Con el título no me refería a eso, precisamente.. Es que en la primera lectura de la Misa de hoy (Hch 11,19-26), que es continuación del capítulo 7 de Hechos, habla de los que, debido a la persecución que se desató contra los primeros cristianos, se fueron a otras ciudades, llegando hasta Antioquía. El texto de Hechos no recoge sus nombres, pero fueron muy eficaces. ¿Acaso importa saber sus nombres?

     Lo que hacen es, precisamente, lo que quería comentarles y que nos sirve de modelo: PREDICAN, a pesar de ser perseguidos.

    A ustedes y yo nos hubiera dado miedo hacerlo, o nos hubiéramos disculpado diciendo que nos perseguían y que no podemos arriesgarnos. Ellos, no. A donde iban, iban hablando de su fe a los que encontraban.

     También llama mi atención que, si bien hablan a sus correligionarios en Antioquía (a los mismos judíos), los chipriotas y los cirenenses SE ATREVIERON A HABLAR a los paganos, a los que no eran de la raza judía.

    Me recordé de lo que el P. Gustavo González sostenía sobre la evangelización de Guatemala: el P. Juan Godínez, que venía como capellán y evangelizador con los españoles, no podía hacer tan pronto lo que sucedió: pronto se hicieron los cristianos los aborígenes. ¿Y cómo sucedió? Los mismos cristianos que venían en la expedición, todos laicos, evangelizaron también.

     Necesitamos tomar conciencia, nuevamente, de que la evangelización de la sociedad nos corresponde, allí donde nos ha puesto Dios: en la sociedad, en el trabajo, en la familia, en la escuela, en los negocios, en… (sigue la lista). NOS toca, TE toca.

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