viernes, 8 de abril de 2016

Ir a lo esencial: "Dios o nada". He terminado de leer este maravilloso libro


     En los primeros minutos de este nuevo día he terminado de leer este maravilloso libro, que ya había comentado que estaba leyendo: "Dios o nada", del Card. Roberth Sarah, actual Prefecto de la Congregación para el Culto divino y los Sacramentos.

     Hoy he escuchado de un sacerdote culto esta afirmación: "hace tiempo que no había leído un libro tan bueno". Personalmente, me admiré de la clarividencia y acierto, de la sencillez y humildad del Card. Sarah, y cómo expone su pensamiento con aplomo y certeza.

     En efecto, en la entrevista, el Card. Sarah trata temas variadísimos, sobre Dios, la Iglesia, el Papa, los sacerdotes, el Vaticano, los religiosos (también los de clausura), los laicos, la familia, la teología, la liturgia y la moral, el mundo y la antropología, la política y la historia, especialmente de su África querida y su natal Ourous en Guinea. También habla de la Iglesia como lo ve quien ha tenido oportunidad de verla en tan distintos ámbitos y lugares; su juicio no es de oídas sino de primera mano.

    Me alegra mucho que vaya a lo esencial -dejando en claro lo que el título sugiere: "Dios o nada"-, y que no tenga "pelos en la lengua" para decir las cosas a quien lo necesite, siguiendo la línea del Papa Francisco, a quien el Cardenal profesa una profunda admiración y piedad filiales.

     Personalmente, aunque no me lea el Card. Sarah, le agradezco por sus palabras tan claras. Espiritualmente me ha edificado, como comenta el mismo Papa Benedicto que leyó el libro. Confieso que le he tomado cariño al Cardenal. le encomendaré.

     En su momento me lo volveré a leer. Les dejo con lo que el Papa Benedicto XVI comentó sobre su lectura, y que viene en la contraportada de la edición de Palabra:

    "He leído Dios o nada con gran provecho espiritual, alegría y gratitud. Vuestro testimonio de la Iglesia en África, del sufrimiento durante la época del marxismo en Guinea y de una vida espiritual dinámica, tiene gran importancia para la Iglesia. Es singularmente relevante y profundo lo que a firma acerca de la centralidad de Dios, la celebración de la liturgia y la vida moral de los cristianos. Su valiente respuesta a los planteamientos de la “teoría de género” clari fica una cuestión antropológica fundamental".

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