miércoles, 8 de septiembre de 2010

¡Feliz Cumpleaños, María!


Estaban Joaquín y Ana expectantes. Los padres primerizos siempre esperan, ilusionados, el nacimiento de su hijo. El ambiente de la casa de Joaquín rebosaba alegría, pues la noticia se había corrido en el pueblo.
¿Qué será: niño o niña? Lo que Dios quiera… Y ha querido que sea niña. Es más, la “ha querido” con todo su corazón, si podemos hablar así. Si cada criatura goza del amor de Dios, en “esta criatura” Él se ha esmerado especialmente, pues llegará a ser la Madre de Su Hijo.
Dios Omnipotente, Todopoderoso, Sapientísimo, tenía que escoger a su Madre.
¿Tú, qué habrías hecho, si hubieras tenido que escogerla? Pienso que tú y yo habríamos escogido la que tenemos, llenándola de todas las gracias. Eso hizo Dios. Por tanto, después de la Santísima Trinidad, está María.
—Los teólogos establecen un razonamiento lógico de ese cúmulo de gracias, de ese no poder estar sujeta a satanás: convenía, Dios lo podía hacer, luego lo hizo. Es la gran prueba. La prueba más clara de que Dios rodeó a su Madre de todos los privilegios, desde el primer instante. Y así es: ¡hermosa, y pura, y limpia en alma y cuerpo! (Forja 482)
¡Feliz Cumpleaños, María!

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