miércoles, 20 de abril de 2011

Renovación de mis promesas sacerdotales

     En un día soleado, que luego, por la tarde, se tornó sombrío y hasta lluvioso –quizá porque haya perdido el Barça–, nos hemos reunido hoy los sacerdotes de la Diócesis a la que pertenezco. El “contador” –se puso a uno a contar– indicó que fuimos 75 sacerdotes los que estuvimos en la Misa Crismal que se celebró hoy, Miércoles Santo, en la Diócesis de Sololá-Chimaltenango, además de ocho diáconos presentes.
     Un momento emotivo fue mencionar, en el memento de vivos, el nombre de 18 sacerdotes de la Diócesis que están, ya sea estudiando o ayudando pastoralmente, en otras Diócesis cercanas o lejanas. Esto concedió al Obispo la oportunidad para ofrecer a nuestra consideración de que la Diócesis está llamada a ser una Diócesis misionera.
     En fin, hoy, en la Misa Crismal, hemos renovado nuestras promesas sacerdotales. A medida que pasan los años se va dando cuenta uno que no es fácil ser fiel, hasta el último ápice, al ministerio encomendado, que necesitamos de la oración de todos y de que no debemos cejar en el esfuerzo por la consecución de la santidad, que es tarea de toda la vida. Uno de joven sacerdote puede hacerse la ilusión de ir a grandes pasos –podría suceder si fuéramos fieles–, pero hace falta mucho esfuerzo.
     Después de la homilía, el Obispo se dirige a los sacerdotes para renovar las promesas que cada uno hizo en su Ordenación Sacerdotal: “¿Queréis uniros más fuertemente a Cristo y configuraros con él, renunciando a vosotros mismos y reafirmando la promesa de cumplir los sagrados deberes que, por amor a Cristo, aceptasteis gozosos el día de vuestra ordenación para el servicio de la Iglesia?” Y el sacerdote responde: “Sí, quiero”.
     Le he dado vueltas a su consideración y viene fácilmente a la cabeza el trapo que soy, y que en vez de adelantar me parece que voy para atrás; siendo más consciente de lo que debo ser y hacer, como que cada vez estoy más lejos de conseguir lo que he prometido. Todo lo dejo en las manos de Dios. Cuento con la ayuda de la gracias de Dios y la ayuda materna de la Virgen…, y con la oración tuya. Lo pediremos para todos los sacerdotes del mundo.

3 comentarios:

  1. Ojalá sean una diocesis misionera de verdad que envie a muchos misioneros, pero que no se permita el lujo de despedir a los que misionan en Sololá.

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  2. Querido Miguel, me ha gustado como exteriorizas tu experiencia sacerdotal, seguramente, vivida en distintos contextos y ponderada en la razon y en el corazon.

    Tolo Ch.

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  3. cuales son las promesas que dice un papa en su ordenacion?

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