Se
procura que durante la Semana Santa, o cercana a la Pascua, se celebre la “Misa
Crismal”, en la que se bendicen los Santos Óleos y los sacerdotes renuevan sus
promesas sacerdotales.
En esta Diócesis, la Misa Crismal la hemos
celebrado hoy, Miércoles Santo. Nos hemos reunido los sacerdotes de la Diócesis
–en total: 79 concelebrantes, comentó el Obispo- y hemos renovado nuestras
promesas sacerdotales.
El Obispo predicó a los sacerdotes, en
buena parte de la homilía. Fue conciso y directo, a la vez que exigente, recordando
la gracia de Dios entregada a cada sacerdote y la alegría de participar del
Sacerdocio de Cristo.
Después de la homilía, el Obispo y los
sacerdotes presentes renovamos las promesas que un día hiciéramos en la ordenación
sacerdotal. Aunque un poco largas, son aprovechables las preguntas de la
fórmula que el Obispo dirige a su clero:
¿Quieren ustedes unirse íntimamente a
nuestro Señor Jesucristo, modelo de nuestro sacerdocio, renunciando a sí mismos
y reafirmando los compromisos sagrados que, impulsados por amor a Cristo y para
servicio de su iglesia, hicieron ustedes con alegría el día de su ordenación
sacerdotal? ¿Quieren ser fieles dispensadores de los misterios de Dios, por
medio de la Sagrada Eucaristía y de las demás acciones litúrgicas, y cumplir fielmente
con el sagrado oficio de enseñar, a ejemplo de Cristo, Cabeza y Pastor, no
movidos por el deseo de los bienes terrenos, sino impulsados solamente por el
bien de los hermanos?”
Y los sacerdotes responden a cada pregunta:
“Sí, quiero”.
Y yo también he dicho, con todo el corazón
“sí, quiero”, y le pido a Dios su gracia para que me ayude todos los días y no
traicionar su confianza. Quiero ensanchar mi corazón para ayudar y amar a todos,
en Dios. Recen ustedes, también, por los sacerdotes, ya que necesitamos de la
ayuda de la oración de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario