viernes, 21 de septiembre de 2012

En la fiesta de San Mateo


     En la Santa Misa, hemos escuchado ahora la autobiografía de San Mateo (9,9-13). Qué escueta, a la vez que encantadora.
     Este pensamiento me lo sugirieron hoy: bastó una palabra (“Sígueme”) para que Mateo siguiera al Señor. Con esa prontitud hemos de obedecer las indicaciones del Señor.
     Por otro lado, no sé si Mateo habrá pensado, aquel recaudador de impuestos, en si era políticamente correcto lo que estaba haciendo: invitar a sus amigos, a sus amiguitos, a un banquete que sería distinto, por el Invitado especial. No le importó. Es más, quizá se lo pensó y, avezado, quiso que sus amigos conocieran también al Señor. Además, sería el último banquete de este tipo, pues comenzaría nueva vida.
     Lo cierto es que hoy es un buen día para agradecer al Señor su Palabra escrita en este Evangelio según San Mateo, y utilizar lo que Dios quiso que quedara plasmado para bien de todas generaciones.

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