jueves, 8 de agosto de 2013

Siempre formarse

     Ayer preparé digitalmente un documento determinado ―la conferencia de un sacerdote que había hablado al clero de esta zona de Guatemala―, pues un sacerdote me dijo que lo quería leer. El sacerdote tiene ya más de 60 años de edad. Quienes conocen mi entorno, caerán en la cuenta quién es. Hoy me ha comentado que ya ha comenzado a leerlo, y que le ha causado buena impresión.
     A mí me anima mucho la preocupación que tiene de actualizarse, de aprender más. Le veo con frecuencia asistir a sus medios de formación y su constancia también en el estudio.
     En efecto, me han sugerido también conservar y actualizar la ilusión de cuando éramos sacerdotes recién ordenados, y seguirnos formando, pues nuestra vocación es la del servicio: mejor formados, mejores servidores.
     ¿Pensaré que ya sé mucho?, ¿que ya falta poco para el final y, por tanto, para qué seguir empeñándose en la formación? Con la ayuda de Dios, quiero empeñarme en no vivir de la pensión y de la renta...

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