lunes, 20 de abril de 2015

El lunes de un formador de sacerdotes

Por esto es que trabajamos: la formación de los futuros sacerdotes. Dios nos siga ayudando para hacer lo mejor posible el trabajo, dentro de nuestras posibilidades.
    ¿Qué hará un formador de sacerdotes en un día lunes ordinario? Bueno, la verdad reviste poco interés que lo cuente, pero... no se me ocurre qué escribir.

     En la mañana, levantado a buena hora, y después del aseo, me dispuse a leer algo el Nuevo Testamento y recé el Oficio de Lecturas de la Liturgia de las Horas. Después hice media hora de oración, concelebré la Santa Misa, con la participación de los seminaristas en la capilla del Seminario, intentando meter cabeza y corazón en lo que estaba haciendo. Así intentamos comenzar con pie derecho las labores ordinarias.

     Después del desayuno, a las ocho de la mañana, y convivir con los otros formadores, comentando las nimiedades de una vida como la nuestra -incluso el "caso Sinibaldi" y el estado de la política actual-, me dispuse a dar las dos horas de clases que tenía hoy: sobre la Unidad de la Biblia (con los alumnos de Primero de Teología) y sobre el Segundo Isaías (con los del Trienio).

     Es lunes, y en mi horario tengo un rato de deporte: ¡No!, no me fui a hacer "balonsiesta" o algo poco provechoso. Acompañado de otro sacerdote, nos fuimos a patear los caminos haciendo unos buenos kilómetros de atletismo. Hemos comprobado que nos falta estar en forma....

     Después del almuerzo y de rezar el Rosario con un grupo de seminaristas, me dispuse a seguir preparando clases y asomarse un poco por estos medios. He hablado con un alumno sobre su formación, su vocación, sus intereses... Dentro de un rato iré a rezar algo más y dialogar con un seminarista más.

     Después vendrá la cena, la convivencia con los formadores, un rato de tertulia, calificar algunos exámenes y... rezar otro poco.

     Nada extraño, ¿verdad? Para que no piensen que hacemos cosas idílicas o extrañas, sino las que nos corresponden en este ámbito. Mañana, algo de viaje y clases en el otro Seminario, con la ayuda de Dios. Mañana será otro momento ordinario de lo que nos corresponde.

     Pero, como es lógico, tratamos de revestirlo todo del amor de Dios, quien le da sentido a todo lo que hacemos. Con la ayuda de la oración de ustedes, todo esto resulta eficaz.

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