sábado, 7 de noviembre de 2009

Por los fieles difuntos

La Biblia Hebrea no tiene estos preciosos textos del segundo libro de los Macabeos (por haber sido escritos en griego). Me refiero en concreto a la referencia explícita a la resurrección de los muertos según está escrito en 2M 12,43-46:

Después de haber reunido entre sus hombres cerca de dos mil dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección. Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos; mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso. Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado.

Es una alegría inmensa que Dios haya previsto el Purgatorio, “lugar” de purificación del amor de las almas para poder ver a Dios. Y nosotros, ¿no vamos a hacer caso a esta exhortación del libro sagrado? ¿No leemos la Escritura para obrar según los ejemplos que nos presenta?

Si nos recordamos de rezar por LOS difuntos, no solo por MIS difuntos, se acordarán de rezar por nosotros cuando nos toque formar parte de ese grupo de “amigas, las benditas almas del purgatorio”.

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