miércoles, 4 de julio de 2012

Para leer con provecho la Biblia


    Ayer uno de mis alumnos me hacía el siguiente planteamiento: ¿cómo hacer para que no caiga en el subjetivismo a la hora de leer la Biblia?, es decir, ¿de qué forma puedo estar prevenido de hacer decir al texto bíblico lo que llevo yo en mi cabeza, es decir, como dice el dicho: “llevar el agua a mi molino”?
    A este respecto, qué maravilloso y necesario es la “lectio divina”, la lectura orante de la Palabra de Dios.
     Importante es, sin duda, pero ha de ir acompañada de la FORMACIÓN. Cada vez estoy más convencido de ello: que no podemos dejarlo todo a la “inspiración” del momento, que no puedo obligar al Espíritu a que me sople cada vez que yo me disponga a la lectura.
     Qué buen recurso es el Catecismo de la Iglesia Católica para ello, que es una interpretación de la Biblia (de hecho, la cita continuamente). Además, podemos seguir los pasos recios y rectos de los santos que interpretaron la Sagrada Escritura y la hicieron vida. En un tercer momento, un buen comentario de la Sagrada Escritura puede ofrecernos una pautas para captar mejor el sentido de lo que estamos leyendo.
     En último término, pues, está la interpretación personal. Además, al menos yo, soy un novato en este camino...

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