El portal que tienen de la región de Centroamérica. |
Dios va dándonos día a día la dosis de gracia que necesitamos, la
necesaria para cada momento. Nunca nos dejará solos.
Estos
días, las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús están de fiestas
religiosas. Ayer tuve la oportunidad de participar de ellas, en la Misa en que
tres Hermanas realizaron su Profesión Perpetua, concretada en los tres votos de
obediencia, pobreza y castidad ―a mí me gusta que comience así la
enumeración―. Me conmovieron dos momentos: cuando pronunciaron su voluntad de
consagrarse a Dios para toda la vida, y cuando, ya teniendo el anillo impuesto,
lo besaron, expresando así su amor a Dios y prometiendo fidelidad a ese amor.
Me sobran oportunidad y motivos para
reforzar y confirmarme en la fidelidad de la vocación con que me ha congraciado
Dios. Él me ayude a ser fiel siempre, así como a las que se han consagrado a
Cristo.
Además, con qué ilusión me comentaron,
cada una, con naturalidad, a dónde serían enviadas: una volvería a España, otra
se va a Chile y la tercera se queda aquí, en Guatemala.
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