domingo, 9 de marzo de 2014

"Sus obras los acompañan"

     Las personas vienen y se van, todo y todos pasamos. Nuestro presente es un instante en el transcurrir de la historia. ¿Qué sentido tiene, entonces, que nos esforcemos?
     Todo en nuestra vida, también las situaciones más duras de nuestra existencia, tienen su sentido: nos educan, nos ofrecen la oportunidad para buscar y unirnos más a Dios. Pero, a veces, ¡qué difícil es!
     Hoy he vuelto a ver la película de “Juan XXIII. El Papa de la paz”, al menos la primera parte. La figura bondadosa y fuerte, a la vez, abandonado en la Providencia, me resulta muy atractiva. Un hombre sin ambiciones humanas, que anhela sólo cumplir la Voluntad de Dios. ¡Cómo quisiera parecerme algo a él! Y pronto será canonizado.
     ¿Dejar recuerdo? Para los hombres, los que sólo tienen miras humanas y no sobrenaturales, cómo vale el recuerdo, pero qué poco beneficia al recordado. Si tan sólo Dios nos “recuerde” cuando dejemos este mundo —una forma tan poco acertada de expresar—; así será, Dios mediante, pues Él se interesa por nosotros, nos ama tanto.
     Quiero recordar ahora al señor Adolfo Marroquín, papá del P. Fito, que nos ha dejado hoy y, confiamos, ha partido para el Cielo. Mi más sentido pésame para el P. Fito y su familia. Así también de la “Hermana Inmaculada”, una monja estadounidense que entregó su vida a Dios, su misión y a los pobres en el Novillero, Santa Lucía Utatlán, y que ayer concluyó su carrera, llegó a la meta del Cielo.
      Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí (…), que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan”, dice el libro de los Salmos. Así es.

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