De la tertulia del domingo. |
Ayer, el Padre bendijo la nueva sede de la
UNIS (Universidad del Istmo) (vean lo que reportó Prensa Libre).
Por la tarde estuve participando de la
tertulia de sacerdotes y seminaristas con el Padre. Estuvo 40 minutos, más o
menos, hablando sobre ser sacerdote. Le recibimos cantando una canción titulada
“Canción a San Josemaría”, escrita por el P. Ángel María. Al finalizar la
tertulia, el Padre recibió del P. Eleobardo la letra de la canción, impresa en
pergamino, como un recuerdo de esta tertulia.
Como es de suponer, habló mucho de amar la
Misa, a Jesucristo en la Eucaristía, el sacerdocio, al Papa, a los demás
sacerdotes…
La primera pregunta que respondió el Padre
es sobre el uso del traje clerical –ser sacerdotes las 24 horas- y, en general,
de la formación humana del sacerdote. La pregunta fue hecha por un formador de
seminario, por lo que sugería también que hablara a los futuros sacerdotes que
estaban allí, en buen número.
La segunda pregunta, formulada por el P.
Nicolás Sac, fue sobre aprovechar el ejemplo de los laicos en su fe en la
Eucaristía, para crecer nosotros en esa fe. Contó, de hecho, la experiencia de
un hombre que fue “evangélico” y de cómo, al contemplar a Jesús en la Hostia
Santa, cambió totalmente de vida.
Al finalizar, como es habitual en el
Padre, nos pidió a los sacerdotes la bendición; a los que por primera vez oyen
la petición, expresaron casi imperceptiblemente su asombro, a los demás no dejó
de conmovernos. Luego, él nos dio la bendición.
Empezamos a cantar “Solamente una vez”. Al
terminar la primera estrofa, mientras el Padre se marchaba saludando a los que
encontraba de paso, se hizo escuchar, a viva voz, incentivando a que busquemos
vocaciones para los seminarios. ¡Vaya! Mientras iba despidiéndose, se recordó
todavía de lo que no nos había dicho, y no quiso dejar de expresarlo.
Gracias, querido Padre, por esta visita a
la Región, a Guatemala, y por las tertulias de las que hemos participado. Será un
empujón para toda la Iglesia, especialmente para los que nos beneficiamos de
las gracias que llegan a la Iglesia a través de la Obra.
Qué alegría leer todo lo que cuentas y cuanto mayor habrá sido participar. De todos modos me sumo al gozo y me alegra haber contribuido, con el canto a San Josemaría, aunque sea desde lejos, a alegrar ese precioso encuentro sacerdotal y vocacional
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