viernes, 18 de julio de 2014

Nuevos acólitos en el Seminario

De izq. a der.: Juan, Diego, Mons. Gonzalo y Antonio.
     Llevo dos días sin escribir. Al final del día, después de atender varios asuntos propios de mi labor sacerdotal, no quiero dejar la oportunidad de escribir.
     En el blog del Seminario hemos recogido la noticia de lo que vivimos ayer: el Ministerio de Acólito conferido a Juan, Diego y Antonio, alumnos del último año de Teología en nuestro Seminario.
     El acólito es instituido con un ministerio previo al Orden Sacerdotal. Con esta institución, al candidato al sacerdocio se le invita “a participar de un modo peculiar en las celebraciones litúrgicas de la iglesia, de cuya vida es cumbre y fuente la Eucaristía (…). A los acólitos se les confía la misión de ayudar a los presbíteros y diáconos en su ministerio, y distribuir, como ministros extraordinarios, la Sagrada Comunión a los fieles, incluso llevarla a los enfermos” (Del ritual de la institución de Lectores y Acólitos).
     El rito consistió en ser convocados nominalmente después del evangelio y antes de la homilía. Después de la homilía del Obispo, ha venido el resto del rito: la oración de bendición de los nuevos acólitos y la entrega de la patena con el pan.
     Sus compañeros, lógicamente de años anteriores, al igual que los formadores, hemos seguido con emoción el rito. El Obispo, entre muchas cosas, les decía que dentro de tres meses estarían terminando su formación institucional. En efecto, vendrá luego otra etapa en su vida, la etapa del servicio directo en conformidad con las indicaciones precisas del Obispo en bien de los feligreses.
     Pero, dirán ellos, habrá que terminar bien con esta etapa de formación; entre sus muchos quehaceres, todavía hay clases y exámenes qué librar… Atareados, pero contentos, están nuestros amigos. ¡Muchas felicidades por este paso!

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