En alguna ocasión me vino la tentación de “aprovechar”
el tiempo para “hacer” otras cosas, quitándole tiempo a la oración. ¡Cuánto
ganaría con ello!, pensaba. Gracias a Dios, venimos, día a día, empleando un
tiempo para la oración, tan importante. Así escribía San Josemaría en Camino: “Procura
lograr diariamente unos minutos de esa bendita soledad que tanta falta hace
para tener en marcha la vida interior” (n. 304).
En efecto, con razón estamos tan vacíos
por dentro, tan afanosos en lo exterior y la apariencia y, en consecuencia, tan
frustrados y sin sentido.
¿Para qué SIRVE, entonces, hacer oración?
Ya hemos dado la respuesta. Veamos este aporte de los jóvenes del video.
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