Encontré, en la revista “Inquietud Nueva”
(No. 166, pp. 38-29), un artículo que lleva por título el que he utilizado
arriba. Me ha servido para examinarme también, y podría servirte. En su
sencillez, el escrito indica que un peligro de estar enganchados a las redes
sociales es crearnos un mundo irreal, meternos en una burbuja y aislarnos de la
‘verdadera’ sociedad, del trato con los demás. Copio parte:
Se debe tener cuidado, pues en el momento
en el que el uso de Internet interfiere en las actividades diarias de un modo
significativo se puede considerar como algo patológico. La línea que separa un hobby
de una adicción es muy delgada y muchos la cruzan sin darse cuenta de ello. Si,
por ejemplo, se inicia sesión antes de hacer cualquier otra cosa en la
computadora, se revisan a diario, varias veces al día, o todo el día, los
comentarios de los contactos, el cerebro filtra todo a través de Facebook (todo
lo que se hace en el día, hasta si hace calor o si se cayó la persona, se
quiere compartir o propagar), si se ‘actualiza el estado’ con frecuencia y se ‘etiqueta’
a los amigos en las fotos para recibir comentarios, si se pasan las horas antes
de darse cuenta que no se ha hecho nada, excepto ‘navegar’... Es claro, hay una
dependencia a las redes sociales.
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