domingo, 23 de junio de 2013

"Mirarán al que traspasaron" (Jn 19,37)


     Hemos leído, en la Misa, estas palabras: “Me mirarán a mí, a quien traspasaron”; también: “Se alumbrará un manantial contra pecados e impurezas” (Zc 12,10-11;13,1). El evangelista Juan aplica a Jesús, crucificado, con la llaga en su costado, estas palabras (Jn 19,37). El Card. Van Thuan decía que no le gustaba la figura de Jesús glorioso; que le gustaba más la del Crucificado.
     Ni modo, éste es el camino: “El que quiera seguirme propone, no impone―, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará” (Lc 9,18-24; es el evangelio de la Misa).
     Al hombre, inevitablemente, le toca sufrir aquí en la tierra ―por una u otra causa, lo quieran o no lo quieran, crean en Dios o no crean en Él―; pero mejor es sufrir con Jesús, pues ese sufrimiento se tornará en salvación.
     Repara en que éste es el camino de la felicidad: amar a Dios y a al prójimo, y negarnos a nosotros mismos por amor a Él.
     Ahora, prefiero contemplar a Cristo que, entregando su vida por mí, está pendido de la Cruz, con el costado abierto, de donde manan los sacramentos, de donde mana la gracia para la salvación mía y del mundo.

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