domingo, 9 de junio de 2013

Palabras... del evangelio de hoy (Lc 7)

     Le he dado vueltas durante el día de hoy, principalmente gracias a la predicación: “un joven muerto, que llevaban a enterrar”, “¡no llores!”
     Una cosa es la muerte del cuerpo, que regularmente no depende de nosotros; pero la del alma sí, y qué determinante es. Hay tantos, no sólo jóvenes, que están muertos a causa del pecado mortal. Su resurrección sólo Cristo se la puede dar (en la Confesión).
     ¡Cuánto quisiera ser el consuelo de los que lloran!, especialmente de las mamás que lloran por sus hijos. Esas lágrimas maternas son perlas, que son recogidas por Dios ―cómo me recuerdo de la película “El Gran Milagro” y la ofrenda que llevan los ángeles a Dios―. Dios no olvida el dolor de las madres.

     Y a ti ¿qué se te ha quedado?

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