Entre ayer y hoy he estado un tanto
nostálgico, por un motivo particular: me despedí hoy de mi hermano sacerdote,
el “P. Esequel”, que se ha marchado hoy a estudiar a Roma. Hoy ha tomado el
vuelo a media tarde ―junto con los padres Geovanny y Yaír―, y aterrizará,
Dios mediante, en suelo romano, al final del día de mañana.
Esto me ha hecho recordar lo que yo pasé
hace ya algunos años, por el mismo motivo de los estudios. ¡Qué nerviosismos! Cuántas
expectativas y esperanzas. Era toda una aventura que, desde luego, yo la había
buscado, en cierta manera.
Ayer tuvimos reunión familiar por mi
hermano, el ambiente estuvo alegre y distendido, a pesar de esta cierta
nostalgia.
Si tengo como deber de devoción y fraternal
de encomendar todos los días a mi hermano, ahora encomendaré especialmente su
viaje, sus estudios, su nueva vida.
Buon viaggio, P. Esequel!
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